Círculo de empresarios (febrero-marzo 2006)
(...) Un 88% del tiempo dedicado al año al cuidado de la salud es aportado por la familia o por el propio afectado (autocuidado). Los niños, los ancianos, los enfermos crónicos o graves y quienes padecen minusvalías severas son grupos muy dependientes del cuidado familiar. Los ancianos son los que mayor dependencia familiar conocen, pues sólo una quinta parte de los discapacitados mayores de 65 años es atendida en servicios sociosanitarios públicos o privados.
Según un estudio de la OCDE realizado en 19 países (OCDE 2005b), España aparece a la cola del gasto total en cuidados de larga duración como porcentaje del PIB. (...) El gasto público apuesta más por el cuidado en instituciones que en el hogar, ya que a éste le dedica sólo un 0,05% del PIB.
Esta situación difícilmente será sostenible. Aunque las mejores condiciones de vida permiten una vejez autónoma más prolongada, los últimos años de vida siempre incrementan la dependencia de la persona. Si se cumplen las predicciones, la ratio entre población mayor de 85 y población de entre 50 y 64 años ("parent support ratio") alcanzará en España en 2050 un 38%, una de las más elevadas del mundo. Eso ha de interpretarse como un aumento sustancial de la ayuda que las familias pueden tener que proporcionar a sus mayores. Sin embargo, el entorno social y laboral evoluciona de un modo que hace muy improbable que la familia pueda seguir asumiendo la responsabilidad del cuidado de los mayores.
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